jueves, 17 de febrero de 2011

El desafío de mantener a Carrasco

El presidente de Nacional, Ricardo Alarcón, sabe de crisis políticas y deportivas, de pequeños conflictos y de grandes enfrentamientos en su club, porque forma parte de los asuntos que debe atender como prioridad para mantener el orden. Y ya los padeció, con éxitos o fracasos: en 2006, apenas asumió como presidente, se le fue Martín Lasarte porque el vicepresidente no lo quería. Después aguantó todo lo que pudo a Daniel Carreño, pero los resultados lo hicieron caer por su propio peso. Más adelante, Gerardo Pelusso no tuvo los votos para renovarle el contrato; sin embargo, le buscó la vuelta hasta que los consiguió y un año después sacó campeón del Uruguayo a Nacional.
No obstante, el que está en cuestión ahora no es Lasarte, Carreño, Pelusso ni Luis González; es Juan Ramón Carrasco y cuando él aparece en escena sus éxitos o fracasos tienen otra repercusión, porque JR tiene una caja de resonancia muy diferente al resto. Por su forma de proceder, por sus expresiones. Debido a ello, Alarcón experimenta por estos días una historia diferente, que intenta contener asumiendo la responsabilidad de todo lo que sucede en Nacional, que empató 1-1 con Wanderers, perdió 2-1 con Fénix y 2-0 con América, solo si se repasan los resultados deportivos, que son los que marcan el ánimo de los hinchas.
El presidente habló de “corrupción” en el caso de Daniel Enriquez, “porque hay gente que lo quiere sacar”, le dijo a El Observador. Recordó todos los éxitos del gerente deportivo del club, con la cantidad de futbolistas que formó la institución desde que trabaja Enriquez, y minimizó el error de haber llevado a Sebastián Coates, suspendido, a México.
También recordó cuál es la función del presidente en primer lugar, y luego del resto de los dirigentes: “Administramos pasiones y tenemos que hacerlo bien para no equivocarnos”.
Consultado sobre la crisis futbolística con la que arrancó el año el equipo de Carrasco, bajó los decibeles y apuntó que en otros momentos ya pasaron por estas circunstancias. Recordó el tiempo que esperaron a Luis González, y las oportunidades que tuvo Pelusso antes de ser campeón en 2008-2009.
“Desde el punto de vista institucional es increíble el momento del club, es espectacular”, reflexionó, y siguió: “Desde el punto de vista financiero se nos había complicado, tenemos momentos de grandes apremios pero los vamos sorteando. Y, además, tenemos una institución líder jugando la Copa Libertadores, jugando con vaivenes el Uruguayo y construyendo el estadio”. Finalmente entró a recorrer el terreno espinoso, el que más inquieta al hincha, y explicó: “La parte deportiva es una sombra que tenemos en este momento, pero debemos hacer una diferenciación, porque cuando llegó Carrasco al club estábamos en el fondo de la tabla y lo dejó a un punto del primero en el torneo anterior. ¿Qué pasó ahora? Todos pensamos que habíamos logrado revertir la situación, pero los resultados no nos acompañaron en los dos primeros partidos del Clausura y en el debut en la Libertadores. Pero son los primeros partidos, recién empieza”, disparó con el objetivo de mantener el crédito para el entrenador y para enfríar las preguntas de los periodistas que apuntan al mismo lado: el mal comienzo en los torneos de 2011.
Vistos los antecedentes, en los que Alarcón siempre salió fortalecido hasta en los momentos más críticos, al presidente de Nacional se le plantea el mayor desafío desde que desembarcó en la presidencia en 2006: sostener a Carrasco como técnico. Sabe que con un par de triunfos se despeja el camino, pero esas victorias deben llegar ya.
El tiempo dirá si esta historia se la contará a sus nietos como una anécdota o como la piedra en su zapato.
(*) Obsreva

No hay comentarios: